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¿A qué riesgos están expuestos los fisioterapeutas?

El fisioterapeuta es el profesional de la salud cuya función es la de prevenir, curar y rehabilitar físicamente a los pacientes con trastornos musculoesqueléticos, ayudando a aliviar el dolor, mejorando la movilidad y controlando el deterioro físico.

Las terapias aplicadas por los fisioterapeutas suponen una gran contribución al bienestar y promoción de la salud de las personas, pero asimismo durante el desempeño de su trabajo estos profesionales se encuentran expuestos a una gran diversidad de riesgos, siendo paradójicamente los riesgos ergonómicos, que precisamente tratan en sus pacientes, los de mayor incidencia.

El trato con los pacientes, el entorno donde desarrollan su trabajo y las distintas técnicas y tratamientos aplicadas, hacen que durante su actividad se encuentren expuestos a riegos de diferente índole.

Con el fin de evitar y prevenir dichos riesgos, es básico en todos los casos la aplicación de unas buenas prácticas de trabajo, que den cumplimiento a los procedimientos que en cada caso se establezcan. Podemos agrupar los riesgos a los que se encuentran expuestos en su día a día en los siguientes grupos:


Riesgos de seguridad:

Derivados de las posibles condiciones de desorden, suciedad, la presencia de materiales fuera de su sitio, almacenamientos de material inadecuados e inestables, utilización de tijeras y agujas en la administración de tratamientos o la aplicación de termoterapias pueden ocasionar:

  • Golpes y caídas al mismo nivel
  • Caída de objetos por desplome
  • Cortes y pinchazos
  • Contacto térmico
  • Contactos eléctricos

Para evitar estos riesgos es importante:

  • Mantener el orden y la limpieza en el lugar de trabajo. Eliminar del suelo suciedades y obstáculos, no apilar ni almacenar materiales fuera de su lugar y recoger los útiles de trabajo al finalizar las tareas.
  • Garantizar la solidez de las estanterías y no sobrecargarlas.
  • Preparar previamente el material a utilizar según los protocolos a aplicar y transportar el material en bandejas o carritos.
  • Utilizar calzado de seguridad que sujete bien el pie y evite resbalones.
  • Evitar el contacto directo con las superficies y focos de calor, esperar a que se enfríe el equipamiento electromédico tras su uso, así como el material esterilizado.
  • Garantizar el buen estado de mantenimiento de las instalaciones y equipamiento eléctrico y su cableado. No sobrecargar las instalaciones eléctricas y no realizar ninguna reparación provisional.

Riesgos biológicos:

El contacto estrecho con los pacientes, en caso de que padezcan alguna enfermedad contagiosa cuando acuden a rehabilitación, supone un riesgo de exposición a agentes biológicos.

Por ello es importante tomar una serie de precauciones:

  • Usar guantes desechables y mascarillas cuando se está en contacto con los pacientes y lavarse las manos de manera periódica.
  • Eliminar los desechos adecuadamente en contenedores específicos y cerrados.
  • Siempre es recomendable prevenir enfermedades contagiosas mediante la vacunación correspondiente.

Riesgos de radiaciones:

Los fisioterapeutas se encuentran expuestos a radiaciones no ionizantes de diferentes rangos de longitud de onda, desde radiación infrarroja, ultravioleta, microondas y radiofrecuencias, derivadas de la aplicación de técnicas con diferente aparatología electromédica.

Para evitar y minimizar la exposición a este tipo de radiaciones, que pueden producir lesiones oculares o en la piel, quemaduras, mareos y otro tipo de afectaciones, se deben tener en consideración las siguientes medidas:

  • Aumentar la distancia a la fuente de emisión y minimizar el tiempo de exposición.
  • Utilizar los equipos que emiten radiación, en las condiciones y siguiendo siempre las instrucciones indicadas por el fabricante en su manual.
  • Elegir la potencia más baja posible dentro del tratamiento a aplicar y mantener únicamente los equipos encendidos durante su uso.
  • Uso de EPI como gafas de protección para prevenir posibles daños a los ojos derivados de las radiaciones infrarrojas, ultravioletas y láser.
  • Eliminar la presencia de elementos metálicos y/o espejos en las salas de aplicación de este tipo de tratamientos.
  • Garantizar un mantenimiento preventivo de los equipos electromédicos según indicaciones del fabricante para evitar posibles fugas de radiación y utilizar únicamente equipos que se encuentren en perfecto estado.

Riesgos ergonómicos:

Durante la aplicación de las diferentes técnicas y tratamientos manuales a los pacientes, los fisioterapeutas están expuestos a riesgos musculoesqueléticos, derivados de la adopción de posturas forzadas, realización de movimientos repetitivos y en general por la carga física que la realización del trabajo supone.

Los riesgos ergonómicos son un aspecto muy importante, sobre los que se debe incidir con la aplicación de las siguientes medidas:

  • Contar con el equipamiento adecuado para la realización del trabajo, que favorezca la adopción de posiciones neutras del cuerpo.
  • Utilizar equipamiento auxiliar, camillas, sillas o taburetes, regulables en altura.
  • Disponer de soportes para el apoyo de los brazos.
  • Distribuir el material y los equipos de trabajo en lugares cómodos y eliminar los obstáculos que dificulten el alcance.
  • Controlar la carga de trabajo y establecer pautas y rotaciones en la aplicación de los diferentes tratamientos.
  • Utilizar ropa de trabajo cómoda, holgada y que transpire de manera que no dificulte la realización de los movimientos.
  • Realizar programas específicos de ejercicios físicos de forma regular para el fortalecimiento muscular y la prevención de lesiones.

Riesgos psicosociales:

Por último, pero no menos importante, tenemos que considerar la carga mental, estrés y desmotivación que los fisioterapeutas pueden llegar a sufrir.

Además, el contacto directo con los pacientes y usuarios requiere un control adecuado de las emociones lo que supone un esfuerzo adicional durante el trabajo. Por todo ellos se recomienda:

  • Organizar la jornada diversificando tareas y realizando descansos de manera periódica.
  • Marcarse objetivos realistas y alcanzables que favorezcan la motivación y ayuden a disfrutar de los logros.
  • Procurar mantener una relación distendida con los pacientes con una comunicación fluida y agradable.
  • Hacer del puesto de trabajo un lugar agradable y confortable donde sentirse bien.
  • Utilizar técnicas de relajación, meditación o respiración que ayuden a liberar tensiones.

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