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¿Cómo medir la inmunidad tras la vacuna COVID?

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad las personas vacunadas en España con la pauta completa de vacunación (dos dosis de Pfizer/BioNTech, Moderna y AstraZeneca/Oxford o una dosis de Janssen) asciende ya al 88,6 % de la población diana y al 90,3% con al menos una dosis. A pesar de estos datos, con el conocimiento actual, no podemos decir que hayamos alcanzado la inmunidad de grupo.

Lo que sí se ha evidenciado es una progresiva disminución del nivel de anticuerpos a lo largo de los meses, para todas las vacunas utilizadas. La evidencia científica va variando sus conclusiones al respecto, pero estudios recientes, como el publicado por The Lancet (Effectiveness of mRNA BNT162b2 COVID-19 vaccine up to 6 months in a large integrated health system in the USAEste enlace se abrirá en una ventana nueva) muestran que la efectividad de la vacuna se mantuvo en un 90 por ciento durante al menos seis meses, incluso contra la variante delta, pero transcurrido este tiempo bajó hasta casi la mitad (47 por ciento).

Lo anterior, unido a la aparición de nuevas variantes y al aumento de los casos en entornos con un nivel de inmunización muy elevado, ha motivado la puesta en marcha de la administración de una tercera dosis a las personas mayores de 70 o consideradas de alto riesgo.


Claves de la respuesta inmunitaria frente a la infección

  • Anticuerpos neutralizantes: evitan que el virus infecte las células, y constituyen la inmunidad humoral.
  • Inmunidad celular a través de las células T (linfocitos T) citotóxicas (CD8 +): pueden eliminar selectivamente las células infectadas.
  • Células T colaboradoras (T CD4 +) específicas frente al virus: coordinan la reacción inmunitaria y son las que continúan favoreciendo la secreción de anticuerpos durante años, bien de forma espontánea cuando el virus ya ha desaparecido, o de forma inmediata tras el nuevo encuentro con el virus (a través de las células B de memoria).

Tanto la inmunidad humoral como la inmunidad celular contribuyen a la protección natural tras la infección.


Medición del nivel de anticuerpos

La determinación del nivel de anticuerpos (serología en sangre venosa) es el método más asequible para el estudio poblacional e individual del nivel de inmunización frente al virus, bien sea por haber sufrido la enfermedad o haber estado expuesto al mismo, o bien por haber sido vacunado. Su presencia indica que nuestro sistema inmune ha reaccionado correctamente a la vacuna o a la infección. Para la realización de la prueba serológica solo es necesario la extracción de una muestra de sangre venosa, que será remitida al laboratorio y tendremos el resultado en 24 o 48 horas.

Aunque el nivel de anticuerpos no sea el único factor para determinar la protección frente al contacto con el virus, sí es la mejor fuente de información, y la de más fácil acceso que tenemos en estos momentos para valorar la evolución de la situación inmunológica en la comunidad, lo cual ayuda a los expertos a tomar decisiones como la mencionada iniciación de la administración de esa tercera dosis (o segunda en el caso de Janssen).

Tras tres semanas de haber recibido la última dosis de la vacuna debería producirse en nuestro organismo una seroconversión. Una serología en sangre venosa realizada sobre esa fecha nos permitirá determinar el nivel de anticuerpos, y la repetición periódica de la misma nos permitirá ir controlando la evolución de la inmunidad tanto a nivel individual como a nivel poblacional, así como la efectividad de la vacuna.

Por lo que sabemos hay entre un 5 y un 10 % de personas vacunadas que no se convierten, existiendo varios factores que pueden inhibir el sistema inmunitario y disminuir la respuesta inmune. Se trata de factores como la edad avanzada, el estado nutricional, la toma de ciertos medicamentos o la presencia de algunas infecciones.

Hay que tener en cuenta que las vacunas actuales no están diseñadas para evitar contraer la infección por el virus, sino para que, en caso de contraerla, no desarrollemos una enfermedad grave, sino asintomática o con síntomas leves, por lo que las medidas de prevención establecidas por las autoridades sanitarias en cada momento se han de seguir respetando.


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