
El gas radón vuelve a estar en el centro de la conversación sobre salud laboral en 2025. La reciente actualización de la legislación que regula su control en los lugares de trabajo reafirma la importancia de identificar y gestionar este riesgo invisible, especialmente en actividades desarrolladas en las plantas bajas, sótanos o entornos subterráneos donde se utilice o procese agua subterránea.
Repasamos qué es el radón, por qué supone un riesgo, qué obligaciones establece la normativa vigente y cómo deben realizarse las mediciones para garantizar un ambiente laboral seguro.
El radón (Rn-222) es un isótopo radiactivo perteneciente al grupo de los gases nobles. Es incoloro, inodoro y moderadamente soluble en el agua y otros líquidos, lo que lo convierte en un contaminante difícil de detectar sin equipos específicos.
Se origina de forma natural en la cadena de desintegración del uranio (U-238) presente en las rocas de la corteza terrestre. Su presencia en interiores depende fundamentalmente de las características del terreno, la construcción del edificio y la ventilación.
El radón emana del suelo y penetra en los edificios a través de poros, grietas y fisuras en las cimentaciones. Aunque su concentración suele ser mayor en los niveles más próximos al terreno, pueden encontrarse niveles elevados en pisos superiores debido a:
En el interior, el peligro no proviene específicamente del gas. Sus descendientes de vida corta (Po-218, Pb-214, Bi-214 y Po-214), que son sólidos, se adhieren a partículas suspendidas en el aire que inhalamos de forma habitual. Una vez dentro del aparato respiratorio, emiten partículas alfa, que pueden dañar el epitelio pulmonar y, con el tiempo, provocar cáncer de pulmón.
El radón es la principal fuente de radiación ionizante para la población general y está considerado la primera causa de cáncer de pulmón en no fumadores y la segunda en fumadores y exfumadores.
La actualización de la legislación vigente refuerza la responsabilidad de los titulares de actividades laborales en la evaluación del riesgo por exposición al radón.
Según la normativa actual, todas las empresas que cumplan las condiciones siguientes deberán medir la concentración de radón en aire en todas las zonas interiores del lugar de trabajo donde las personas trabajadoras deban permanecer o a las que puedan acceder por razón de su actividad:

Quedan excluidas únicamente las zonas al aire libre.
Estas obligaciones se aplican con independencia del sector y del tipo de empresa siempre que existan zonas donde pueda acumularse radón.
La Instrucción Técnica IS-47 establece que, en los lugares de trabajo situados en planta bajo rasante o planta baja ubicados en términos municipales de actuación prioritaria, las concentraciones de radón deben evaluarse mediante mediciones realizadas durante un periodo mínimo de tres meses, comprendido íntegramente entre: 1 de octubre y 31 de mayo
Este periodo garantiza temperaturas y condiciones ambientales representativas, evitando el verano, cuando las concentraciones pueden disminuir por la mayor ventilación natural.
Las mediciones deben realizarse mediante detectores pasivos y ser analizadas por laboratorios acreditados.
Además de ser una obligación legal, la medición es la única forma de:
La gestión adecuada del radón forma parte de la prevención de riesgos laborales y contribuye a garantizar la seguridad y la salud en el entorno de trabajo.
Si las concentraciones superan el nivel de referencia establecido en la normativa vigente (300 Bq/m³), la empresa deberá implementar medidas correctoras, que pueden incluir: mejora de la ventilación natural o mecánica, sellado de fisuras en suelos y paredes, instalación de barreras anti-radón, sistemas de despresurización o presurización del terreno, soluciones constructivas que reduzcan la entrada del gas.
El radón es un riesgo silencioso pero real, y la normativa de 2025 refuerza la necesidad de controlarlo de forma sistemática. Las empresas deben conocer sus obligaciones, planificar adecuadamente las mediciones y adoptar las medidas necesarias para garantizar entornos laborales seguros y saludables.
La correcta evaluación del radón no solo permite cumplir con la ley: protege la salud de las personas trabajadoras y contribuye a espacios de trabajo más seguros, responsables y sostenibles.
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