
El descanso de calidad no solo influye en nuestro estado de ánimo y energía, sino también en funciones clave como la memoria, el sistema inmunológico y el equilibrio hormonal. Sin embargo, factores como el estrés, los hábitos diarios y, sobre todo, la alimentación, pueden afectar a la calidad del sueño.
La cena, al ser la última comida del día, juega un papel fundamental en la conciliación del sueño y en la calidad del descanso. Una elección inadecuada de alimentos o del momento en el que los consumimos, puede provocar digestiones pesadas, dificultad para dormir o despertares nocturnos. En cambio, una cena equilibrada puede favorecer la producción de melatonina y serotonina, hormonas que regulan el sueño y el bienestar. Leer más
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