El cadmio (Cd) es un metal blando, dúctil, de color blanco azulado, altamente tóxico y presente en numerosos procesos industriales. Su uso se ha extendido en múltiples sectores debido a sus propiedades físicas y químicas, pero su impacto en la salud de los trabajadores expuestos lo convierte en una sustancia de especial vigilancia en el ámbito de la prevención de riesgos laborales.
Según el Cuadro de Enfermedades Profesionales (RD 1299/2006), se reconocen como actividades de riesgo aquellas relacionadas con la preparación, manipulación o utilización industrial del cadmio, en especial:
A estas fuentes ocupacionales se suma una fuente ambiental relevante: el humo del tabaco, que también contiene cadmio y puede aumentar significativamente la carga corporal, incluso en personas no expuestas laboralmente.
En el entorno industrial, la principal vía de entrada es la respiratoria, mediante la inhalación de polvos o humos metálicos, cuya absorción varía entre un 2% y un 50%, en función del tamaño de partícula y la solubilidad del compuesto.
La absorción digestiva es menor (2-6%), pero puede aumentar en personas con déficits de hierro, calcio o proteínas, siendo también más elevada en mujeres, especialmente si tienen niveles bajos de ferritina sérica.
La absorción percutánea es prácticamente despreciable, salvo en condiciones experimentales.
Una vez absorbido, el cadmio se transporta al hígado, donde induce la síntesis de metalotioneína, una proteína de bajo peso molecular que forma un complejo con el metal. Este complejo cadmio-metalotioneína se libera lentamente y se deposita principalmente en el túbulo renal proximal.
El cadmio tiene una vida media muy prolongada, de varias décadas, y se acumula en riñones, hígado y huesos, siendo eliminado lentamente por orina y heces.
Se produce en general por una exposición breve pero intensa a concentraciones elevadas de vapores o humos de cadmio en el ambiente laboral.
Síntomas:
En exposiciones moderadas, puede aparecer un cuadro similar a la fiebre de los metales, con buena recuperación en 24 a 48 horas.
La exposición prolongada y diaria a polvos o vapores de cadmio da lugar a una acumulación progresiva en el organismo, especialmente en el riñón, persistiendo los efectos incluso tras cesar la exposición. Los principales órganos diana son:
1. Riñones
Este daño renal suele ser irreversible, y su aparición está relacionada con la duración y la intensidad de la exposición.
2. Pulmones
3. Huesos
4. Otros efectos
El cadmio y sus compuestos están clasificados por la IARC como carcinógenos del Grupo 1 (evidencia suficiente en humanos). También figuran en la categoría 1B del Reglamento CLP (CE 1272/2008).
Cánceres relacionados:
Además, algunos estudios sugieren relación con el cáncer de riñón, aunque no está incluido en la normativa vigente como EP.
Mecanismos de carcinogenicidad:
Para evaluar el riesgo y controlar la exposición al cadmio en trabajadores, se utilizan dos biomarcadores principales:
La medición en orina es la más representativa para exposiciones crónicas. En el primer año de exposición o cuando hay cambios recientes, puede ser más útil la medición en sangre (ACGIH, 2007; SCOEL, 2010).
La prevención de la exposición al cadmio en el entorno laboral requiere una actuación integral:
El cadmio representa un riesgo grave y persistente para la salud de los trabajadores expuestos. Sus efectos, tanto agudos como crónicos, afectan al sistema respiratorio, renal, óseo y pueden desencadenar procesos cancerígenos. La prevención, el control ambiental, la vigilancia biológica y el cumplimiento normativo son pilares fundamentales para garantizar la seguridad y salud en el trabajo.
Suscríbete a nuestro blog para estar al día en Seguridad y Salud laboral. Te enviaremos un newsletter mensual con lo más interesante de Prevenidos