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Exposición a Cadmio en el ámbito laboral: riesgos para la salud y medidas de prevención

El cadmio (Cd) es un metal blando, dúctil, de color blanco azulado, altamente tóxico y presente en numerosos procesos industriales. Su uso se ha extendido en múltiples sectores debido a sus propiedades físicas y químicas, pero su impacto en la salud de los trabajadores expuestos lo convierte en una sustancia de especial vigilancia en el ámbito de la prevención de riesgos laborales.


Actividades con riesgo de exposición a cadmio

Según el Cuadro de Enfermedades Profesionales (RD 1299/2006), se reconocen como actividades de riesgo aquellas relacionadas con la preparación, manipulación o utilización industrial del cadmio, en especial:

  • Producción de cadmio a partir del procesado de zinc, cobre o plomo.
  • Fabricación de baterías de níquel-cadmio.
  • Producción de pigmentos cadmíferos para pinturas, esmaltes, plásticos, caucho y papel.
  • Fabricación de lámparas fluorescentes.
  • Cadmiado electrolítico.
  • Soldadura y oxicorte de piezas que contienen cadmio.
  • Procesado de residuos que contienen cadmio.
  • Producción de materiales para reactores nucleares, células fotoeléctricas y varillas de soldadura.
  • Fusión de vidrio y metales (hierro o acero).
  • Aplicación de pinturas y barnices por proyección.
  • Esmaltado cerámico.
  • Tratamiento de residuos peligrosos.
  • Fabricación de pesticidas, amalgamas dentales y joyas.

A estas fuentes ocupacionales se suma una fuente ambiental relevante: el humo del tabaco, que también contiene cadmio y puede aumentar significativamente la carga corporal, incluso en personas no expuestas laboralmente.


Vías de entrada y toxicocinética del cadmio

En el entorno industrial, la principal vía de entrada es la respiratoria, mediante la inhalación de polvos o humos metálicos, cuya absorción varía entre un 2% y un 50%, en función del tamaño de partícula y la solubilidad del compuesto.

La absorción digestiva es menor (2-6%), pero puede aumentar en personas con déficits de hierro, calcio o proteínas, siendo también más elevada en mujeres, especialmente si tienen niveles bajos de ferritina sérica.

La absorción percutánea es prácticamente despreciable, salvo en condiciones experimentales.

Una vez absorbido, el cadmio se transporta al hígado, donde induce la síntesis de metalotioneína, una proteína de bajo peso molecular que forma un complejo con el metal. Este complejo cadmio-metalotioneína se libera lentamente y se deposita principalmente en el túbulo renal proximal.

El cadmio tiene una vida media muy prolongada, de varias décadas, y se acumula en riñones, hígado y huesos, siendo eliminado lentamente por orina y heces.


Intoxicación aguda por cadmio

Se produce en general por una exposición breve pero intensa a concentraciones elevadas de vapores o humos de cadmio en el ambiente laboral.

Síntomas:

  • Periodo asintomático inicial de 4 a 10 horas.
  • Posteriormente: irritación de vías respiratorias (tos, disnea, dolor torácico), síntomas digestivos (náuseas, vómitos, dolor abdominal), cefalea, fiebre, astenia y leucocitosis.
  • En casos graves: neumonitis química aguda, edema pulmonar y riesgo de fallecimiento (mortalidad hasta el 15%).

En exposiciones moderadas, puede aparecer un cuadro similar a la fiebre de los metales, con buena recuperación en 24 a 48 horas.


Intoxicación crónica por cadmio

La exposición prolongada y diaria a polvos o vapores de cadmio da lugar a una acumulación progresiva en el organismo, especialmente en el riñón, persistiendo los efectos incluso tras cesar la exposición. Los principales órganos diana son:

1. Riñones

  • Disfunción tubular proximal, con pérdida urinaria de proteínas de bajo peso molecular (ej. β2-microglobulina).
  • Hipercalciuria (calcio elevado en orina), litiasis renal, glucosuria, fosfaturia, aminoaciduria.
  • En fases avanzadas: fibrosis renal, reducción del filtrado glomerular y posible insuficiencia renal crónica.

Este daño renal suele ser irreversible, y su aparición está relacionada con la duración y la intensidad de la exposición.

2. Pulmones

  • Afecciones crónicas respiratorias como EPOC, enfisema centrolobulillar, fibrosis pulmonar.
  • Insuficiencia ventilatoria obstructiva progresiva, proporcional al nivel y duración de la exposición.

3. Huesos

  • Trastornos del metabolismo del calcio y fósforo: osteomalacia, osteoporosis, dolor óseo y fracturas espontáneas (especialmente en costillas y pelvis).
  • Aparecen estrías de Looser-Milkman (pseudofracturas visibles radiológicamente).

4. Otros efectos

  • Signo de exposición crónica: diente amarillo clásico (banda amarilla en el cuello dental).
  • Rinitis, laringitis, anosmia.
  • Aterosclerosis y riesgo cardiovascular.
  • Retraso del crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer en hijos de madres expuestas.

Cadmio como agente cancerígeno

El cadmio y sus compuestos están clasificados por la IARC como carcinógenos del Grupo 1 (evidencia suficiente en humanos). También figuran en la categoría 1B del Reglamento CLP (CE 1272/2008).

Cánceres relacionados:

  • Cáncer de pulmón y bronquios.
  • Cáncer de próstata (reconocido como enfermedad profesional en el RD 1299/2006).
  • Neoplasias de senos paranasales y cavidad nasal, en la fabricación de baterías de níquel-cadmio.

Además, algunos estudios sugieren relación con el cáncer de riñón, aunque no está incluido en la normativa vigente como EP.

Mecanismos de carcinogenicidad:

  • Estrés oxidativo y daño al ADN.
  • Inhibición de sistemas de reparación del ADN.
  • Alteraciones en la proliferación y apoptosis celular.

Evaluación de la exposición: valores límite biológicos (VLB)

Para evaluar el riesgo y controlar la exposición al cadmio en trabajadores, se utilizan dos biomarcadores principales:

  • Cadmio en orina: 2 µg/g creatinina → refleja la carga corporal acumulada y riesgo de daño renal.
  • Cadmio en sangre: 5 µg/L → útil para detectar exposiciones recientes y evaluar la eficacia de medidas preventivas.

La medición en orina es la más representativa para exposiciones crónicas. En el primer año de exposición o cuando hay cambios recientes, puede ser más útil la medición en sangre (ACGIH, 2007; SCOEL, 2010).


Prevención y vigilancia

La prevención de la exposición al cadmio en el entorno laboral requiere una actuación integral:

  • Sustitución del cadmio por sustancias menos peligrosas, siempre que sea posible.
  • Control ambiental del aire y ventilación adecuada en zonas de riesgo.
  • Uso obligatorio de equipos de protección individual (EPI).
  • Formación e información continua a los trabajadores sobre los riesgos del cadmio.
  • Vigilancia de la salud con control biológico periódico (orina y sangre).
  • Cumplimiento estricto de los valores límite ambientales y biológicos establecidos por la normativa vigente.

Conclusión

El cadmio representa un riesgo grave y persistente para la salud de los trabajadores expuestos. Sus efectos, tanto agudos como crónicos, afectan al sistema respiratorio, renal, óseo y pueden desencadenar procesos cancerígenos. La prevención, el control ambiental, la vigilancia biológica y el cumplimiento normativo son pilares fundamentales para garantizar la seguridad y salud en el trabajo.


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