Tras una parada cardiaca, cada minuto que transcurre las posibilidades de supervivencia se reducen en un 7%. En los 3 primeros minutos la supervivencia aumenta hasta un 73%.

El escaso coste económico de crear un espacio cardioprotegido nos debería invitar a disponer de ellos en prácticamente todos los lugares al igual que los extintores.

Muchos centros, como el tuyo, tras un fallecimiento, instalan un desfibrilador y se preguntan: ¿por qué no lo instalamos antes? ¿qué habría ocurrido? ¿le hubiéramos salvado la vida? En muchos casos la respuesta a la última pregunta es SÍ.