La diabetes o diabetes mellitus (DM) es una enfermedad metabólica, de carácter crónico degenerativo, con una prevalencia (frecuencia de presentación) muy elevada y que afecta al 7,3% de los adultos a nivel mundial. Existen dos tipos de diabetes: la DM1 (o insulinodependiente), que se diagnostica en la infancia o juventud, y la DM2, que se relaciona con factores de riesgo principalmente derivados de hábitos de vida y alimentarios inadecuados y que se diagnostica en población adulta, siendo sus factores causales multifactoriales y, muchos de ellos, abordables desde un ámbito preventivo.

Esta enfermedad es uno de los principales problemas de salud a escala mundial, no sólo por su elevada frecuencia de presentación, sino por ser un factor de riesgo para otras numerosas enfermedades de gran importancia y riesgo para la salud, como son la enfermedad cardiovascular y la vasculocerebral (accidentes cerebrovasculares como el ictus, entre otros). Además, puede producir daños neurológicos, afectación al sistema renal, enfermedades en los ojos, en boca (encías y dientes), problemas sexuales y de vejiga, heridas y úlceras de difícil curación, entre otros, que cuando afectan a la población laboral no sólo producen la pérdida de la salud de las personas, sino que incrementan además de los costes sanitarios, los de carácter productivo y los derivados del absentismo. De hecho, es considerada como un verdadero y complejo problema de salud a nivel mundial.

Por esa razón, y en línea con su compromiso con la salud de las personas, el Área de I+D+i de Quirónprevención ha desarrollado un estudio sobre una población laboral promedio de 1.365.634 personas con la finalidad de poder identificar y desarrollar nuevos tipos de acción preventiva sobre la diabetes mellitus 2 y sus factores de riesgo en la población laboral, abarcando el período comprendido entre los años 2018 y 2021 y basado en los resultados obtenidos de los exámenes en salud que vienen realizando, llegando a estudiar 5.462.634 registros de datos.

Además, y para estudiar la resistencia insulínica y el síndrome metabólico como factor de riesgo, se ha realizado un segundo estudio sobre una población inicial de 1.598.110 personas correspondiente al año 2021, con una subpoblación objetivo de 133.252 personas de ambos géneros, enfocado al estudio de los diferentes y posibles factores de riesgo que inciden sobre la formación y evolución de esta compleja y multifactorial enfermedad.

Entre los resultados más destacados de este estudio, se ha observado que en los últimos años se ha ido produciendo un incremento de la cifra media de glucosa en sangre en la población laboral, llegando a estar elevada -es decir, en situación de prediabetes o diabetes- en un 16% de la población estudiada y en situación de diabetes en un 8% de esta población.

Además, se ha estudiado la resistencia insulínica a través de una función que relaciona la cifra de triglicéridos y de glucosa en sangre, siendo ambos factores indicadores del riesgo de desarrollar esta enfermedad, estando alterada en el 69% de los hombres y en el 20% de las mujeres.

Como otros datos de interés objetivados en el estudio, destaca que un 71% de la población estudiada presenta sobrepeso u obesidad, siendo el siguiente parámetro que más alteración presenta la elevación del colesterol total, con un 51% de la población afectada.

Normoglucemia

Pero uno de los hallazgos más llamativos de esta investigación es el hecho de que un 56% de hombres con resistencia insulínica alterada presentan cifras de normoglucemia (azúcar en sangre dentro de la normalidad), siendo del 17% en el caso de las mujeres, lo que indicaría que existen muchas personas que son prediabéticas sin saber que lo son.

Debido a este dato, la Unidad Epidemiológica del área de I+D+i de Quirónprevención ha realizado un estudio monográfico sobre una subpoblación de 20.715 personas en relación con los niveles de glucemia y el valor de la HB1Ac (hemoglobina glicosilada), prueba utilizada para conocer la permanencia de azúcar elevada en sangre, evidenciando que en dicha población con cifras de glucemia en rangos de normalidad el 25% presentaban un valor de hemoglobina glicosilada en rango de prediabetes y un 2% presentaban la glicosilada en rangos de diabetes.

Los responsables del estudio aseguran que tanto este hallazgo como los obtenidos en relación con las alteraciones de resistencia insulínica en población que presenta cifras de glucemia dentro de rangos de normalidad son de gran importancia para establecer criterios analíticos y de actuación preventiva en población que, presentando cifras de glucosa en sangre dentro de la normalidad, ignoran que están en situación metabólica de prediabetes o diabetes, con el riesgo que ello conlleva para su salud.

Prevalencia

Según el informe de la International Diabetes Federation (IDF, en sus siglas en inglés) del año 2021, 537 millones de personas adultas entre los 20 y 79 años viven con diabetes, lo que representa el 10,5% de la población global en este rango de edad, o lo que es lo mismo, la padecen 1 de cada 10 personas.

A nivel mundial, la diabetes ha sido la responsable de 6,7 millones de muertes en 2021, lo que ha supuesto una muerte cada 5 segundos. 541 millones de adultos tienen intolerancia a la glucosa (situación en la que la cifra de glucosa en ayuno se encuentra elevada), lo que los coloca en alto riesgo de diabetes tipo 2.

En relación con Europa, en dicho informe se cita que 1 de cada 11 adultos (61 millones de personas) padecen diabetes y 2 de cada 3 adultos entre 20 y 79 años (63%) que tienen diabetes no están diagnosticados. Se han producido 1,1 millones de muertes debidas a la diabetes en el referido año 2021. Se prevé que el número total de afectados aumente a 643 millones (11,3%) para 2030 y a 783 millones (12,2%) para 2045. Estas cifras, por sí mismas, ya dan una idea de la magnitud del referido problema sanitario, convirtiéndolo en una de las pandemias del siglo XXI.

1 de cada 7 adultos en España

Según la Sociedad Española de Diabetes (SED), la prevalencia de la diabetes en España ha alcanzado el 14,8%, afectando a uno de cada siete adultos y es la segunda tasa más alta de Europa, alcanzando un gasto sanitario relacionado con la diabetes de 15.500 millones de dólares, lo que nos sitúa entre los diez primeros países en cuanto al gasto sanitario relacionado con esta enfermedad.

Las personas que tienen factores de riesgo que son de tipo genéticos o vinculados a un incorrecto estilo de vida tienen más probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina o prediabetes. La resistencia a la insulina consiste en el uso inadecuado de esta para metabolizar el azúcar, lo que eleva la cifra de glucosa en sangre, ocasionando la enfermedad. Por su importancia, es de máxima prioridad su detección precoz y su tratamiento correcto para prevenir la diabetes.

Estos factores de riesgo incluyen: sobrepeso u obesidad; edad de 45 años o mayor; antecedentes como un padre/madre, hermano o hermana con diabetes; inactividad física; condiciones de salud tales como presión arterial alta y niveles anormales de colesterol; un historial de diabetes gestacional; un historial de enfermedad cardíaca o accidentes cerebrovasculares o el síndrome de ovario poliquístico (también conocido como SOP), entre otros.

Síndrome metabólico

El síndrome metabólico (SM), propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1998 para englobar las distintas patologías o enfermedades que determinan un aumento del riesgo cardiovascular, se caracteriza por una disminución de la sensibilidad a la insulina, junto con obesidad central (en abdomen), dislipidemia (alteración de los lípidos en sangre, sobre todo Triglicéridos, HDL colesterol y LDL colesterol), hiperglucemia (aumento de la glucosa en sangre), hipertensión arterial, inflamación crónica y mayor propensión a la enfermedad trombótica.

Estudios poblacionales prospectivos han mostrado que el SM aumenta alrededor de 2 veces el riesgo de eventos por enfermedad vascular aterosclerótica y además aumenta entre 3,5 y 5 veces el riesgo de diabetes tipo 2.

Las personas que tienen un síndrome metabólico (por ejemplo, una combinación de presión arterial alta, niveles anormales de colesterol y una cintura grande) tienen más probabilidad de tener prediabetes y diabetes, así como de presentar eventos cardiovasculares, entre otros.

Aunque una persona no pueda cambiar factores de riesgo tales como el historial familiar, la edad o el grupo étnico al que pertenece, sí puede cambiar los factores de riesgo vinculados al estilo de vida y relacionados con la alimentación, la actividad física y el peso, lo que debe ser el objetivo de acción preventiva. Estos cambios en el estilo de vida pueden disminuir la probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina y con ello prediabetes o diabetes.